César Bona es uno de los seleccionados para ser el mejor profe del mundo. Ser nominado ha permitido que su historia sea difundida por la mayoría de los medios de comunicación nacionales. Pertenece a la tribu de los profes que se ilusionan con su oficio y que ilusionan a los demás, a los pequeños y a los adultos.

Ser un buen profe es relativamente sencillo, pero no por sencillo quiere decir accesible. Todo comienza en el amor: el amor a compartir el conocimiento propio, y el amor a aprender del mundo y de todo el mundo. Si en la ecuación del amor, sustituimos el amor por el factor «una plaza con sueldo seguro» la ecuación no resulta.

Conozco a algunos profes de la tribu de los mejores profes. Cierro los ojos, recuerdo sus clases y aún me conmuevo. Incluso muchos años después, sé aquello que me ayudaron a saber.

No necesitamos profes sabelotodos, ni profes soberbios, ni rutinarios, ni enojados con el universo, no necesitamos profes de memoria prodigiosa, ni evaluadores, ni que nos hagan competir, ni siquiera los que buscan y nos buscan la excelencia. No necesitamos profes que nos llenen de tareas y deberes para pasar el tiempo.

«Hay dos motores para aprender y disfrutar: Estimular la curiosidad y la creatividad» César Bona.

Necesitamos profes que nos ayuden a ser empáticos, que «eduquen en manada», que nos tiendan la mano y nos animen a volar. Porque volando es como aprendemos.

Augusto Metztli.

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