El ministro del Interior en funciones -todavía en su cargo en el momento de escribir estas líneas-, Jorge Fernández Díaz, conspiró con Daniel de Alfonso Laso, jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña. Al parecer, el objetivo era buscar los trapos sucios -y de no existir, confeccionarlos- de políticos independentistas catalanes y miembros de la oposición.

Lo grave no solo ha sido poner instituciones públicas al servicio de los intereses del Partido Popular, sino también pasarse el estado de derecho por el forro. También es inquietante la aparición del Grupo Planeta.

Fernández Díaz se justifica de manera infantil diciendo que Mariano Rajoy ya lo sabía. Mariano Rajoy, como siempre, dice que él no sabía nada y que en cualquier caso, el ministro no ha hecho nada malo. Lo bueno y lo malo, los buenos y los malos, o cómo tratarnos como idiotas. Aguirre, la beligerante, dice que lo grave no es el fondo de las conversaciones -escúchese la grabación- sino que se hayan grabado y publicado.

El ministro, el presidente del Gobierno y el Partido Popular se lavan las manos. Mientras Reino Unido nos da una vez más lecciones de democracia -amanecimos con la noticia de que el “Leave” logra el 51,9% de los votos- aquí seguimos con el lodo hasta las rodillas. Nadie dimite en España porque somos la leche, somos los mejores, los más espabilados y nunca la cagamos.

Fernando Prado.

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