Explicarnos, buscar o preguntarnos por el sentido de la vida es una idea recurrente entre nosotros, la respuesta que me gusta es la de Facundo Cabral y su canción «No soy de aquí, ni soy de allá». La letra de esta canción puede hacer suspirar a cualquiera porque habla de cualquiera.

Cuando la escuché por primera vez tenía catorce años, estaba en una reunión «De la Rosa Azul» (en la ciudad de Puebla) con unas maravillosas personas, algunos poetas, pintores, coleccionistas de mariposas, y mi padre. Estaban preparando el próximo número de su revista llamada «El Curandero». Hablaban, dibujaban, bebían, comían, corregían poemas, leían, se escuchaban los unos a los otros, se aconsejaban, y sin más guardaban silencio para escuchar a Facundo Cabral. Seguramente porque todos de alguna manera, no eran ni de aquí ni de allá, en ocasiones da un poco igual.

Hace cinco años asesinaron a Facundo Cabral, finalmente volverá con su madre en invierno, le darán abrazos sus hermanos y verá aquellos perros que aún lo recuerdan.