“Los relegados desaparecían sin más. Se mataban entre ellos, sí, pero también eran utilizados en los laboratorios. Después de descartar de manera definitiva la posibilidad de encontrar una cura en cualquier especie animal o vegetal, y tras la extinción de la mayoría de primates y la inviabilidad de la clonación, se aprobó el uso de seres humanos. Primero eran seleccionados según la información de sus chips y luego capturados. Nunca volvían. La mayoría de ellos fallecía durante los estudios o víctimas de tratamientos experimentales. Los científicos tenían absoluta libertad para disponer de los relegados como estimaran conveniente”.

Extracto de Magnus. Un relato de Fernando Prado.

Varios fabricantes de coches alemanes financiaron experimentos con monos y humanos. Esto no es ficción.

Fernando Prado.

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