Pienso en “estilo de vida” y se me ocurren una infinidad de maneras de vivir, tan diversas y diferentes entre sí que catalogarlas -ese pasatiempo que tanto nos gusta- sería un trabajo titánico, pero, además, absurdo.

Cuando Ayuso atribuye al “modo de vida” de los extranjeros el aumento de los casos de COVID en Madrid discrimina y maltrata a los inmigrantes que siempre molestan, es decir, aquellos provenientes de Latinoamérica, África y Asia. Panchitos, moros, negros y chinos que habitan en los barrios del sur de la ciudad. Es racismo, es violencia. Sin más. Y una provocación.

Es probable que nunca antes en la historia reciente hayamos asistido a un espectáculo tan bochornoso, a un ejemplo perfecto de incompetencia en todos los sentidos, se mire por donde se mire.

Ayuso es como una niña malcriada, un personaje malévolo de una película cutre que se pasea con un helado y un globo como si aún conservara la inocencia. Nadie se lo cree, porque resulta difícil imaginar que las cosas se pueden hacer tan mal. Por desgracia, el espectáculo aún no ha terminado.

Me gustaría pensar que los madrileños, llegado el momento, la echarán.

Fernando Prado.

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