Todo nos parece bien hasta que nos tocan la fibra, por no decir otra cosa. Me pregunto constantemente qué hace falta para que nos demos cuenta de que el mundo ha cambiado, de que muy probablemente no volveremos a vivir como antes. Lo único que se nos pide, y lo único que deberíamos esperar de nosotros mismos como sociedad, es que seamos responsables. Y no lo estamos siendo, no lo suficiente, al menos esa es mi percepción.

Escuchen a una de las jefas de enfermería del Complexo Universitario A Coruña. Algunos dirán que es todo una mentira, un fake, que a la mujer le han dado un sobre, que todo está preparado y forma parte de una estrategia de los poderosos para cargarse a la mitad de la población mundial. Y de vacunarse, ni hablar, porque nos quieren doblegar e inocular no sé cuánta mierda para que enfermemos y seamos aún mas serviles, esclavos y la madre que me parió, como si no lo fuéramos ya, pero en el fondo nos mola, porque tenemos que cambiarnos el coche, el teléfono, y ya estamos pensando en las vacaciones del verano y en las fiestas del pueblo, y en zamparnos un chuletón de un kilo y una botella de rioja. Eso sí, impuestos los justos, porque Hacienda nos roba, España nos roba, el gobierno comunista-bolivariano nos roba; pero lo que pasa cuando no pagamos impuestos es que hay menos camas en los hospitales públicos cuyos servicios -algunos de ellos- han sido privatizados por los recortes aplicados en todo el territorio de esto a lo que llamamos país, sin ningún tipo de contemplaciones, porque el negocio es el negocio, y el que quiera algo que lo pague. Y podría seguir así, y no parar.

Todos sabemos lo que pasa si abrimos una botella de refresco después de agitarla.

Fernando Prado.

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