Las aventuras de Rockdrigo González y del Profeta del Nopal

Era mayo, mi primo que vivía en el DF cumpliría años. Así que él y yo nos organizamos para visitarle unos días, yo estaba en Guadalajara y aunque tenía 14 años, ya trabajaba con mi abuelo, por lo que siempre tenía ahorros para algún viaje pequeño, o disco o lo que se ofreciera en la medida de mis posibilidades.

Le pedí a mi amigo Luis Ku, que me ayudara a encontrar un regalo original para llevarle a mi primo, así que al salir de la prepa nos fuimos al Mixup de Plaza del Sol a buscar un disco. Luis lo tenía muy claro porque fue directo a una estantería y me enseñó el disco de «Aventuras en el DeFe» de Rockdrigo, yo no tenía idea de quién era, pero confiaba en mi amigo. Lo compré y se lo regalé a mi primo.

Aproveché para grabarlo en casete, para tenerlo y poder disfrutarlo regresando a Guadalalajara.

Rockdrigo es un rockero ochentero que se curtió en una de las ciudades más grandes del mundo, en el momento más neoliberal de la historia. Sus canciones cuentan ese mundo, ese espacio – tiempo. Hablan de oficinistas, de ir al trabajo. De anhelos, de la muerte, de la pobreza, de la miseria, de la corrupción, de la hipocrecía, del amor, del colectivo LGTBI, de la clase obrera asalariada. De las drogas, de los viajes de las drogas. Siempre con un toque de humor, con una enorme sensibilidad, a veces son poesía, otras letras punks, hay alguna con una tristeza profunda, pero siempre en compañía de su guitarra.

De primeras, a mi primo y a mí, no nos encantó. Pero conforme las fuimos escuchando, poniendo atención a las letras, nos acabó atrapando, yo me identifiqué con su música y agradecí que alguien hablara así de México, de la realidad. La denuncia era, es obligatoria y peligrosa, la censura ahí es fuerte y en esa época aún más.

El temblor del 85 lo cambió todo, incluyendo la vida de Rodrigo González. Murió en uno de los múltilpes derrumbamientos ocasionados por el terremoto y la corrupción urbanística de la ciudad.

Poco después de escuchar una y otra vez su primer disco, fui al mismo lugar a buscar otro de él, encontré «No estoy loco» en casete. Es un disco póstumo, compuesto por grabaciones caseras o en conciertos pequeños.

El Sacerdote Rupestre del Rock y las apariciones de El Profeta del Nopal, nos han dejado un conjunto de poderosas canciones. Que siguen fascinando a la gente y que nos vamos presentando de unas a otras. Así como Luis Ku, conmigo.

Augusto Metztli.

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