Hace unos años dibujamos lo que sucedía en Portamérica, un festival musical y culinario que hacían en la carballeira de Caldas, aquí en Galicia. Uno de los dibujos que hice, fue de unxs jóvenes que estaban en el río sobre una barca hinchable. Cuando en el instagram del festival postearon ese dibujo, los y las retratadas lo vieron, y pusieron algo así: «como me putogusta». Ahí fue la primera vez que leí la palabra «puto» como superlativo de lo que sea.

Recordé esto porque últimamente en las conversaciones que tengo, acabamos hablando de que todo en general ha subido de precio, y determinadas cantidades de dinero con las que antes comprabas en el mercado o el super, o pagabas la luz, el gas o internet, ahora son otras, mucho más elevadas. Entonces, en mi mente he dejado de decir «qué caro», ya no representa mi idea, ahora digo «qué putocaro».

Ví una intervención de Gabriel Rufián en la sala de prensa del Congreso de lxs Diputadxs, donde explicaba cómo frenar a la ultraderecha, decía un par de cosas, una de ellas era «llenar la nevera a la gente, que es garantizarle a la gente sus necesidades más básicas.» Y tiene razón, así se frena a la ultraderecha. Pero sobre todo, así permea las políticas de izquierda en la sociedad.

En climas fríos, el otoño e invierno son épocas cruciales en las economías familiares. Calentar la casa, desplazarse o nutrirse, es más caro que en verano o primavera. Y si todo es más caro ahora, eso implica dificultades añadidas para mucha gente.

La cesta de la compra ha subido un 15%, es la subida más alta en un cuarto de siglo. El próximo año hay elecciones nacionales, autonómicas y municipales, espero que como dice Rufián, la gente pueda llenar su nevera, para que las políticas de izquierda se noten, y así el día a día, deje de estar tan putocaro.

Augusto Metztli.

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