
Sabía muy poco, casi nada, sobre la Guerra Civil en España, sobre el Franquismo y la Posguerra, historias de republicanos y republicanas exiliadas en México. Poco antes de venir, vi en el cine el Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro, que retrata la posguerra y la resistencia de una manera tan dura y cruel (tal como sucedió), pero mezclándola con la fantasía y la magia de los celtas.
La primera historia cercana que me contaron aquí en Galicia, fue la del tío de Marthazul, al que su padre llamaba «el Científico» por su ingenio y saberes. El tío José se escondió bajo tierra, bajo el espacio del comedor y cocina. Ahí estuvo durante tres años. Les llamaban «topos» por los escondrijos oscuros y húmedos que convertían en casa y refugio durante años, algunos durante vidas. Cuando conocí e indagué sobre los topos, poco a poco, supe de las historias de los que se fueron al monte como los maquis o los guerrilleiros aquí en Galicia.
Casi a principios del 2023, encontré una revista de «Muy Historia» titulada «Maquis y otras resistencias», el formato de la revista muy cómodo para la lectura, con unas fotos de muy buena calidad y los artículos escritos por expertos en la materia, hablaba de prácticamente todas las resistencias contra el franquismo, desde los maquis, pasando por los presos, el colectivo estudiantil, las mujeres, sacerdotes, grupos armados, incluso hablaba sobre el cómic, el cine, artes plásticas y literatura. Aprendí mucho y despertó más mi curiosidad. Pero hubo algo en particular que me conmovió y fue un pequeño destacado que hablaba sobre el lenguaje secreto y los ingeniosos métodos para comunicarse entre las mujeres de la resistencia civil en los poblados y los maquis del monte.
Decía: Un dato interesante era el tendido de la ropa, sobre todo de las sábanas, en cada zona variaba, pero si eran oscuras podían sugerir que los del monte bajaran o no bajaran, o que hicieran tal atraco o acción o no. Podían avisar de si había hombres en el cuartel, de si habían conseguido un médico o de si se podía concertar una reunión con otra partida. La forma, el color y la disposición eran los códigos combinados más comunes…
Durante mucho tiempo permanecieron en secreto, pero al torturarlas comenzaron a contar esos viejos códigos.
He buscado más información sobre el tema de la ropa, los tendales y lo qué significan con más precisión y no he encontrado ningún dato extra al respecto. Salvo que a muchas mujeres o familiares de represaliados se les impedía poner luto por sus muertos o muertas, entonces en rebelión, lo que hacían, era colgar la ropa negra de los tendales.
La resistencia hecha por mujeres durante la posguerra y el franquismo, es de una enorme creatividad, y las dejaba expuestas y vulnerables ante los abusos y crímenes del machismo heteropatriarcal fascista.
Cuando a Manuela (la bisabuela de Marthazul), los guardias civiles se metían en su casa, en su cocina, y le preguntaban por su hijo José, ella les respondía que no sabía nada de él, añadiendo mientras ponía sus manos en la barriga: «Qué más quisiera que tenerlo en mi vientre». Ellos se iban, sin saber que todo el tiempo, José estuvo bajo sus pies.
Augusto Metztli.
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