Lo rompieron todo

No recuerdo en dónde vi que Gustavo Santaolalla (músico y productor) estaba grabando un documental, no entendía bien de qué iba, pensé que era sobre Soda Stereo, o Charly García o de la historia del Rock Argentino, pero cuando anunciaron que era sobre la historia del Rock latinoamericano y que se llamaría «Rompan todo», sabía que Santaolalla era el tipo indicado para hacerlo, él estuvo ahí, él ha sido una pieza fundamental en todo.

Es muy latino no estar a gusto con lo que hace el o la otra y pensar que lo habríamos hecho mejor. El documental ha recibido muchas críticas negativas, que faltan bandas, que faltan países, que es auto homenaje de Santaolalla. Pero qué esperaban, es un documental de Netflix, es entretenimiento de muy buena calidad y documentado, pero debe ser rentable y atractivo. La magnitud de todo, rara vez se percibe desde dentro. El documental de «Rompan todo» donde es menos útil es en Latinoamérica, me parece más valioso en otro lugar, era fundamental que se hiciera para el resto del mundo. El Rock latinoamericano no existe, mucho menos su historia. Las bandas latinas no tienen casi influencia en ningún sitio fuera de ahí, ni siquiera en España, que comparten idioma. Por eso es un esfuerzo valiosísimo y muy oportuno documentarlo y emitirlo en una plataforma del tamaño y alcance de Netflix.

Las bandas legendarias latinoamericanas prácticamente no giran por Europa, es anecdótica su presencia, tocan en foros muy pequeños, que a veces ni siquiera llenan, y acaban regalando las entradas para poder completar aforo o hacerse un poco de publicidad. «Rompan todo» es lo mejor que le ha podido pasar al Rock latinoamericano en este nuevo paradigma del consumo musical.

Yo que soy un neófito en el tema, hubo bandas que eché en falta, como mi favorita «La Barranca», pero son muchos años, muchos países y mucho rock. Fue una labor impresionante, sigo con la intriga de cómo resolvieron los derechos de autor siendo tantas disqueras implicadas, y cómo se pudo resolver la emisión de los tracks. Estoy seguro de que el efecto mediático y de consumo de música lo notarán. Aquí ya hemos desempolvado algunos discos que teníamos.

Me gustó ver que ellos y ellas nos contaban una historia en la que muchos y muchas vimos, oímos, vivimos. Hablaron en primera persona, ahí estaban Andrea Echeverri Arias, Conector, Julieta Venegas, La Lupita, El Tri, Zoé, Los Caifanes, Maná, Café Tacvba, Roko Pachucote, Soda Stereo, Los Tres, Molotov, Charly Gracía, Fito Páez, Calamaro y el mismísimo Santaolalla. Y hubo homenajes emocionantes que les hicieron a los y las que ya no estaban, como a Rita Guerrero y Rockdrigo González. Muchos y muchas pusieron en peligro su propia integridad fisica, por no decir su vida, por tocar y cantar cosas que a muchos no les gustaban. Vivieron censura, vivieron violencia, y sobrevivieron para cantarlo y contarlo.

Desde Ushuaia hasta Tijuana y más allá, durante más de medio siglo, el rock suena en nuestro idioma, pero sobre todo, pone en duda al mismísimo nombre de «rock». El Rock latinoamericano, seguro que es mucho más, pero sobre todo, nos representa, nuestras vidas suenan a eso.

Yo sí creo que lo rompieron todo, un poco de nuestra libertad es gracias a ellos y ellas.

Augusto Metztli.

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